viernes, 2 de marzo de 2007

Tarde de Recuerdo

TARDE DE RECUERDO

Era un día muy hermoso en Guayaquil, el clima estaba fresco, por lo que decidí ir a dar una vuelta en el Malecón. Al llegar ahí, me senté a observar como un joven que dibujaba, de repente vi a lo lejos a una señora, (desconozco su nombre, aunque sé que le decían la Francesa), quien cinco años atrás visitó a mi abuelo. Fui hacia donde ella estaba, al mirarla noté que seguía igual de bien arreglada, con su falda hasta la rodilla, su blusa blanca manga corta, sus zapatos de tacón y su cara muy bien maquillada, aunque en su rostro había muchas más arrugas que antes y éste mostraba un cansancio propio de la edad.
Entablamos una conversación. Cuando me acerqué, ella no me recordaba, pero luego le hablé un poco de su visita a la casa de mi abuelo y me reconoció. Me contó que el motivo de su visita a Guayaquil era porque quería conocer el mundo antes de morir.
Continuamos caminando, con mucha curiosidad le pregunté a cerca del secreto de su pueblo.
- ¿Y aquellos sucesos que se dieron entre los años 70 y 80 no se han repetido?
- La verdad es que no sé de que me hablas.
- De aquellos cadáveres que encontraron aquella tarde, mientras la buscaban a usted, ya que pensaban que había muerto.
- ¿Tu abuelo te contó eso? ¿Verdad?
- Yo siempre he querido saber que fue en realidad lo que pasó.
Me di cuenta de que su rostro tenía una expresión de tristeza, como si aquellos recuerdos le causaran mucho dolor y prefiriera enterrarlos para siempre.
- La verdad es que en aquellos años estaba prohibido rebelarse contra el gobierno, por lo que había personas que “estorbaban” porque no estaban de acuerdo con aquella situación, a quiénes tenían que desaparecer. – Por un momento se quedó callada ya que sus ojos se llenaron de lágrimas y su voz se cortó. Luego continúo hablando.
- Fueron años muy tristes, mucha gente murió.
- ¡Qué tristeza!, lo lamento mucho. No puedo creer que existan personas tan inescrupulosas que maten para mantener un orden que está regido por el miedo y no por el bienestar- le dije.
- Por eso tienes que valorar la democracia de tu país, ya que tú tienes libre expresión y no estas con el temor de que a alguien de tu familia van a matar porque no encaja con el gobierno.
Aquella conversación me dejó muy triste, ya que me di cuenta de que debo aprovechar mi libertad para superarme y para luchar por un mundo en donde exista justicia y libertad.

No hay comentarios: