viernes, 2 de marzo de 2007

"Ensayo sobre la ceguera" de José Saramago

Solo el amor puede vencer a la ceguera

La Ceguera no es otra cosa más que una gran oscuridad, que viene acompañada de muchos sentimientos: soledad, miedo, desesperación.

“Y la gente, cómo va, preguntó la chica de las gafas oscuras, Van como fantasmas, ser fantasma debe ser algo así, tener la certeza de que la vida existe, porque cuatro sentidos te lo dicen, y no poder verla”.[1]
Para los personajes de la novela “Ensayo sobre la ceguera”, de José Saramago, estar ciego es estar muerto, ya que no pueden hacer casi nada por sí mismos, además, el espacio en que se desarrollan sus vidas se reduce a un simple manicomio. Piensan que ya nada tiene sentido, especialmente porque creen que nunca más volverán a ver.

“Pero lo que pienso es que estamos ya muertos, estamos ciegos porque estamos muertos, o, si prefieres que te lo diga de otra manera, estamos muertos porque estamos ciegos, da lo mismo”[2]

Aquellas personas, de un momento a otro, tienen que acostumbrarse a una vida en la que se los priva de muchas cosas y donde su dignidad ya no existe., Viven en medio de la barbarie, actúan por instinto, más que por la razón.

“Luego, cuando pensó que no había nadie, volvió a bajárselos, demasiado tarde, estaba sucio, sucio como no recordaba haberlo estado nunca en su vida. Hay muchas maneras de convertirse en un animal pensó, y ésta es sólo la primera”[3]

Para ellos, estar ciegos es dejar de ser libres, no solamente porque no pueden moverse con la libertad de antes y porque tienen que depender de otras personas para sobrevivir, sino también, porque se encuentran encerrados en un manicomio, lleno de personas desconocidas y de donde es imposible salir, ya que se encuentran vigilados por guardias.

“En aquel mismo instante, un guardián les gritó desde el portón, tengo orden de disparar, y luego, en el mismo tono, apuntando el arma, Sargento, ahí aquí unos tipos que quieren salir, No queremos salir, negó el médico, Pues le aconsejó que realmente no lo quieran, dijo el sargento”.[4]

A lo largo de la historia, los personajes de esta novela se convierten en personas individualistas para quienes lo más importante es la propia vida y, sin embargo, es la muerte la que se vuelve parte de la cotidianidad.

“Dominando, sólo Dios sabe cómo, el miedo legítimo que sentían, avanzaron hasta el umbral de la puerta y vaciaron sus cargadores. Empezaron los ciegos a caer unos sobre otros, y al caer seguían recibiendo en el cuerpo balas que ya eran un puro despilfarro de munición, fue todo tan increíblemente lento, un cuerpo, otro cuerpo, que parecía que nunca acabarían de caer, como se ve a veces en las películas y en la televisión”[5]

Aquella ceguera rompe todos los esquemas o normas que tienen establecidos los seres humanos. El orden que generalmente debe estar presente en una sociedad no existe. Aquellas cosas materiales, que muchas veces son importantes en la vida de las personas, pasan a un segundo plano y lo único por lo que se lucha es por sobrevivir.

El gran caos que se da en la sociedad hace que desaparezcan las clases sociales, ya que en la novela, inclusive las personas más importantes del país son víctimas de esta ceguera blanca. La única persona que ve es la mujer del médico.

“No hay agua, no hay electricidad, no hay abastecimientos, ningún tipo, estamos en el caos, el caos auténtico, tiene que ser esto, Habrá un gobierno, dijo el primer ciego, Pero en caso de que lo haya será un gobierno de ciegos gobernando a ciegos, es decir la nada pretendiendo organizar la nada, Entonces, no hay futuro, dijo el viejo de la venda negra, No se si habrá futuro, de lo que ahora se trata es de cómo vamos a vivir este presente, Sin futuro el presente no sirve para nada, es como si no existiese”[6]

“Volvemos a la horda primitiva, dijo el viejo de la venda negra, Con la diferencia de que no somos unos cuantos millares de hombres y mujeres en una naturaleza inmensa e intacta, y sí millares de millones en un mundo descarnado y consumido, Y ciego, añadió la mujer del médico”.7
“Todo el sistema bancario se vino abajo en un soplo”.8

A pesar de todo esto, sobresale un sentimiento muy importante que es el amor, el cual se ve reflejado en el inmenso cariño que siente la mujer del médico por el esposo a quien no abandona en ningún momento, a pesar de todo lo sucedido.

“Después subió a la ambulancia y se sentó al lado del marido. El conductor protestó desde el asiento delantero. Sólo puedo llevarlo a él, son las órdenes que tengo, tiene usted que salir, la mujer respondió con calma, Tiene que llevarme también a mi, acabo de quedarme ciega”9

Ella en realidad no estaba ciega, pero más pudo su amor por él, que decidió dejarlo todo e ir a donde él vaya, para poder ayudarlo en lo que ella pudiera, porque sabía que en esas condiciones iba a ser muy difícil que él pudiera defenderse solo.

“Tú amas a tu marido, Sí, como a mí misma, pero si yo me quedo ciega, si después de perder la vista dejo de ser quien he sido, quién seré entonces para seguir amándolo, y con qué amor”.10

Otra relación de amor es el de la chica de las gafas oscuras, quién antes fue prostituta, con el viejo de la venda en el ojo. Es algo un poco impactante, ya que ella es joven y bonita, podría conseguir a otra persona, pero lo elige a él.

Si yo soy sincera hoy, qué importa que mañana tenga que arrepentirme, Cállate, Tú quieres vivir conmigo, y yo quiero vivir contigo, Estás loca, Viviremos juntos aquí como un matrimonio, y juntos seguiremos viviendo si tenemos que separarnos de nuestros amigos, dos ciegos pueden ver más que uno, Es una locura, tú no me quieres, Qué es eso de querer, yo nunca quise a nadie, sólo me acosté con [7]hombres, Estás dándome la razón, No lo estoy, Has hablado de sinceridad, respóndeme sinceramente si es verdad que me quieres, Te quiero lo suficiente para querer estar contigo, y esto es la primera vez que se lo digo a alguien, Tampoco me lo dirías a mi, si me hubieras encontrado antes, un hombre viejo, medio calvo, el pelo que le queda blanco, con una venda en un ojo y una catarata en el otro, No lo diría la mujer que entonces era, lo reconozco, quien lo ha dicho es la mujer que ahora soy, Veremos entonces que va a decir la mujer que serás mañana, Me pones a prueba, Qué idea, quién soy yo para ponerte a prueba, la vida es quien decide estas cosas, Una la ha decidido ya.”11

Más allá del amor de parejas, en este mundo caótico que presenta la novela llama la atención el amor que se plantea entre la mujer del médico y el grupo de personas al que ella guía. Ella no los abandona en ningún momento, ella no era su esclava, simplemente, era quien los ayudaba, a hacer menos complicada su vida. Saramago parece decirnos de que en medio del caos, es posible que surja el amor. Prueba de esto es la transformación de la chica de las gafas oscuras.

“No sé como estarán mis padres, dijo la chica de las gafas oscuras. Esta sincera preocupación muestra que infundados son los prejuicios de quienes niegan la posibilidad de que existan sentimientos profundos, incluyendo el amor filial, en los casos, desgraciadamente abundantes, de comportamientos irregulares, mayormente en el plano de la moralidad pública”12

Actualmente existe una ceguera colectiva, ya que los sentimientos que reinan en nuestra sociedad son la envidia, el egoísmo, el individualismo, entre otros hacen que muchas veces nos alejemos del resto de personas y actuemos por instinto, hacemos o decimos cosas, sin medir las consecuencias y luego nos arrepentimos. Lo que el mundo necesita es que sea el amor quien gobierne, ya que es el único sentimiento que pese a las adversidades siempre está ahí. La persona que mantiene la calma, el valor y la fuerza en las desgracias es porque tiene amor en su corazón.

Solamente cuando se acabe esta ceguera colectiva, dejarán de existir muchas cosas innecesarias como las [8]guerras que se dan entre países, en las cuales muere gente inocente. Los jóvenes son quienes deben empezar a mirar desde otro punto de vista para cambiar este mundo que al igual que el de Ensayo sobre la ceguera, se está pudriendo. Ensayo sobre la ceguera” es un libro de gran valor literario, que encierra una metáfora, a pesar de que Saramago no lo diga explícitamente, en su libro sí existe el amor y éste es el único que nace o se mantiene ahí pese a todos los malos momentos que tienen que pasar los personajes.

[1] Saramago, José. Ensayo sobre la ceguera Nombre de ciudad, nombre de editorial,1995 pág. 245
[2] Op. Cit. Pg. 254
[3] Ibid. . Pg. 100
[4] Ibid. Pg 70
[5] Ibid. Pg. 91
[6] Op. Cit. Pg. 257-258
[7] Op. Cit. Pg. 258
8. Op. Cit Pg. 269
9. Op. Cit. Pg. 44
10. Op. Cit. Pg. 255
11 Op. Cit. Pg. 308
12 Op. Cit. Pg. 223

No hay comentarios: