viernes, 2 de marzo de 2007

Noche de Reflexión

NOCHE DE REFLEXIÓN

Eran las ocho de la noche. Mientras ella esperaba en esa calle inmensa el bus de regreso a su casa, miró hacia arriba y pudo contemplar el hermoso brillo de la infinidad de estrellas, la luna, la distancia enorme que existe entre los seres vivos y aquel cielo inmenso, que quién sabe cuántos secretos ocultará. Además vio que algunos edificios eran tan grandes y se sintió como una hormiga en medio de la ciudad. La noche estaba fría, ya que el viento soplaba muy fuerte, creando un vaivén de las ramas de los árboles que provocaba que algunas hojas amarillas cayeran al suelo. Las luces de las casas estaban encendidas y en las ventanas pudo ver los árboles de navidad, rodeados de lucecitas de todos los colores, ya que era el mes de Diciembre. Por un instante se sintió ajena a aquel lugar por el cual estaba caminando, ya que todos los días pasaba con tanta prisa que no se fijaba en esos pequeños y hermosos detalles del mundo. Se escuchaban voces de la gente que pasaba por allí conversando o de los niños que jugaban football y que por momentos peleaban. Aunque por momentos en aquella calle reinaba el silencio y lo único que escuchaba era su respiración. Los buses pasaban cada diez minutos, por lo tanto tendría que esperar un buen tiempo. A pesar de esto ella prefería estar parada. De repente, en un parque que estaba por ah vio a un hombre joven sentado sobre una banca, debajo de un pequeño árbol, quien sostenía con su mano derecha una foto, la miraba fijamente, como queriendo no olvidar ningún detalle, mientras lloraba desesperadamente. Por un momento se sintió triste, ya que aquel suceso la hizo recordar que su vida era vacía y solitaria. Ella sabía que al llegar a casa lo único que encontraría sería a Peluchín, su perrito, que como siempre la recibiría moviendo su colita, corriendo de un lado a otro y ladrando.

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