sábado, 30 de julio de 2016

El periodismo

La empresa informativa

Los medios masivos efectúan una función mediadora entre la realidad y quien no tiene acceso directo o fácil a ella. Al reflejarla, los medios la interpretan y “manipulan”; es decir, trabajan sobre ella –ya que no les viene totalmente dada- para ofrecérsela y explicársela a un público que la desconoce. Esta libertad para comunicar que tienen los medios, “debe ajustarse a dos grandes limitaciones, si quieren ser respetuosos con los derechos básicos de cada cual: no debe perjudicar a la libertad de nadie, y debe utilizarse para bien y no para mal”.

Sin embargo, la realidad nos muestra que son pocos los medios que se ajustan a dichas limitaciones. El mayor daño que los medios hacen consiste en informar de lo que no deben o en meterse donde no les está permitido hacerlo porque a nadie le hace falta que lo hagan. En publicar aquello que debe ser privado, con la intención de hacer lo más "vendible", se evidencia claramente que el derecho a la intimidad y a la propia imagen es uno de los derechos más amenazados por la libertad de expresión.

Podría afirmarse de que se trata de un “conflicto entre libertades; la libertad del individuo a ser soberano en su ámbito privado” (derecho a la intimidad), “contra la libertad del medio a revelar lo que ocurre en ese ámbito cuando juzga que es de interés general“ (libertad de expresión).

Los medios de comunicación no son agrupaciones altruistas de profesionales con el único fin de informar correctamente de lo que ocurre. Son empresas con ánimo de lucro que deben responder al objetivo prioritario de maximizar sus beneficios. Por lo tanto, como cualquier otra empresa, tienen que cumplir con diversas funciones: Ser competitivas en el mercado, lanzar productos de calidad, aumentar la profesionalidad de sus empleados, generar beneficios y asegurar su capacidad de permanencia.

Así, se puede definir a la empresa informativa como “aquella que se dedica a la compra-venta de informaciones y, por consiguiente, abre un mercado de noticias, en el que la principal mercancía ( el objeto de comercio) es la información”.

Precisamente este peculiar producto es el que le otorga a la empresa periodística su carácter especial, justificando la índole particular de los deberes éticos de quienes la gerencian o son sus dueños, y su primordial responsabilidad respecto del público en general. La ética de la empresa no intentaría cambiar o controlar la conducta de las personas, sino que más bien estaría dedicada a las ”estrategias para la toma de las decisiones“; es decir, entraría en el proceso de reflexión sobre las razones que existen para adoptar un determinado curso de acción entre posibles alternativas.

Dentro de esta ética empresarial, la empresa informativa no sería una organización económica, sino que sería concebida como una corporación con fuerza para el cambio social, una institución social, que tiene una responsabilidad con la sociedad, además de con los accionistas y empleados.

Sin embargo, la realidad nos demuestra que esa anhelada ética que debería regir los medios de comunicación no deja de ser una utopía. Resulta repudiable leer, escuchar y ver cómo algunos mensajes degradan la prensa en sus niveles de credibilidad, anteponiendo el valor del dinero como objetivo fundamental.

Pareciera que el único fin es vender, recabar audiencias, y que ésta es la mejor forma de servir a un público extenso e indiscriminado.

“La ecuación es muy sencilla y puramente numérica: a más ventas, más acierto y más prestigio profesional”. Parece una ecuación válida, pero es falsa. La sociedad de consumo produce en exceso y tiene que vender todo lo que produce. Para ello ha de crear la necesidad del consumo y la necesidad de unos productos, la mayoría de los cuales son perfectamente inútiles. Sin embargo, “el consumidor acaba verificando la veracidad de las ofertas, y acaba cansándose de los fraudes y los engaños”. ( 9 )

El afán de informar primero y más vivamente que los competidores sacrificando la confirmación de los hechos, apelar al sensacionalismo, desfigurar la realidad para hacerla más apetecible y por ende más “vendible”, son unas de las razones por las que el ejercicio profesional del Periodismo, ha sido colocado en el banco de las críticas del gran público en general.

En efecto, la creciente competencia entre noticieros y periódicos lleva a veces a que quien se considera dueño de una primicia la exagere, con el fin de atraer más la atención de los receptores.

José Manuel de Pablos Coello advierte que este tipo de intervenciones que atentan contra la prensa seria y respetable se encuadran dentro de la llamada prensa amarilla, la cual reconocemos como la antítesis del Periodismo serio, riguroso, objetivo y transportador de la verdad. “Prensa capaz de provocar la noticia aún cuando no existe y de deformar la información con el fin de hacerla más atractiva y comercial, para el crédulo lector”.

Precisamente, uno de los vicios del sensacionalismo es la magnificación: al inflar una noticia más allá de sus justas proporciones, se pueden obtener dividendos en la expectativa y en la atención que el tema logre crear. “La experiencia demuestra hasta qué punto es posible contradecir el principio periodístico de la verdad conceptual con hechos magnificados”.

Es posible que el sensacionalismo y el escándalo produzcan una rentabilidad económica inmediata. Sin embargo, tarde o temprano gran parte del público consumidor acaba dándose cuenta de la baja calidad de los productos que los medios ofrecen. Cuando esto sucede, cuando se descubre que el público discrimina más de lo que pudiera sospecharse o creerse, se apela a la ética.

“La apelación a la ética, tiene, pues, una explicación pragmática, de eficacia”.
El engaño, la falta de contrastación de las fuentes, la ocultación de datos, la verdad a medias, el dar gato por liebre, redundan en la falta de confianza y de credibilidad. De un modo u otro se reconoce que la fidelidad a unos principios y el autocontrol –y en eso consiste la ética- es también rentable: otorga credibilidad y da prestigio.

La información y el entretenimiento que los medios de comunicación ofrezcan a sus públicos, deben cimentarse en el respeto a los derechos fundamentales. Hay demasiado insulto, demasiado rumor expresado como hecho cierto, demasiada explotación del dolor ajeno, demasiada irresponsabilidad. No es lícito informar de cualquier modo, como no es lícito entretener de cualquier manera.

No es lícito hacer una u otra cosa sin el respeto debido a la dignidad de cada persona, sea cual sea su rango o su lugar en la sociedad. No todo se puede convertir en mercancía.
Si los productos que más atentan cada día contra la ética fueran siempre los que más se vendieran, significaría que la sociedad está enferma.

Lo difícil de ser periodista

Algunos alumnos, cuando llegan a la Facultad de Ciencias de la Información a estudiar Periodismo quieren ser corresponsales o reporteros o ¿porqué no? Directores de un periódico y estrellas de la radio. Estos son algunos ejemplos, y todos los años ocurre lo mismo, de respuestas ante la pregunta ¿Qué quieres ser en el mundo del Periodismo cuando terminéis los estudios? Algunos, incluso, han llegado a contestar: queremos ser famosos. Esto que puede resultar muy cómico, es patético ¿Porqué te cuento estas cosas? En primer lugar, es conveniente que tengas claro qué quieres estudiar. Para ser famoso, y de paso ganar mucho más dinero, hay otras vías como, por ejemplo, "Gran Hermano", "Operación Triunfo" y, si se te da bien el deporte, el tenis o el fútbol.

Un periodista es un profesional de la información (que nos cuenta lo que ocurre) y de la comunicación (cuando, además, domina el medio). Un periodista tiene que ser un experto en la elaboración de informaciones sobre hechos e ideas que han ocurrido en el presente o relacionados con él, que tienen que ser de interés para la comunidad y que se transmiten y difunden a través de los medios de comunicación.

Pero hay otras muchas funciones informativas que son realizadas por un periodista y para las que se especializa: la búsqueda del acontecimiento, la selección de las noticias, la producción de los contenidos, la transmisión de los mensajes.
Para ser periodista se requieren ciertas características, algunas muy difíciles de cumplir, como:

1. La vocación.
2. La formación académica. Ya te he comentado lo importante que es acudir a la Universidad. Pero además hay que completar esa formación con cursos, prácticas, colaboración, seminarios, jornadas, talleres, etc.
3. La autonomía del periodista. El periodista tiene que intentar ser independiente ante el lector y ante los poderes establecidos.
4. La responsabilidad. Todos estamos obligados a cumplir unas normas. Al periodista, cumplir las normas deontológicas le va a permitir separar la actividad deseable de la que no lo es. Te decía antes que hay que saber contar las cosas, pero no es menos importante saber que no todas las cosas se pueden contar. Qué difícil es hablar de principios éticos, y sin embargo, qué importantes son.

¿Cumples el perfil? ¿Quieres ejercer esta profesión? Los primeros pasos serán muy duros. Muchas horas de trabajo y, a veces, la exigencia en cuanto a tu disponibilidad será total. No se llega a director o ejecutivo con despacho y buen sueldo tan rápido como parece en las películas o en las series de televisión. Las presiones sociales, del político de turno, de esas personas con las que te cruzas todos los días, pueden dar al traste con tus principios, tus deseos, tu profesionalidad. Mantente firme y aprende a negociar.

El periodismo hace y escribe la historia
La sociedad humana es un conjunto de individuos y la historia por lo tanto, relata lo realizado por éstos, sin embargo, su campo no es la descripción o el estudio de la vida individual de algunas personalidades, sino que fija su atención en movimientos sociales, no incluye el examen de las personas pero éstas deben ser encuadradas en la comunidad de la que forman parte.

La historia es la experiencia acumulada de la humanidad y dicha experiencia se ha conocido por muchos medios. Pero quizá ninguno como el periodismo.

Los conocimientos obtenidos nos permiten al interpretar correctamente el mensaje, darnos cuenta de la vida y de la organización humana en determinada época.

El estudio de la historia exige simultáneamente el concurso de otras ciencias. La geografía; para localizar el hecho humano. La economía investiga la producción y distribución de la riqueza socia. La lingüística se refiere a las lenguas. La cronología trata la sucesión de los hechos en el tiempo. La sociología, cuyo objeto es la sociedad misma. La antropología, dirigida al estudio del hombre. El periodismo, que recoge el acontecer diario de la humanidad. De hecho, no hay ciencia social que no se relacione en alguna forma con el estudio de la historia.

Haciendo uso de la historia, no hay medio de comunicación (escrito, medio electrónico) que no se haya relacionado con un hecho político y éste influya en los cambios del país.
La influencia de corrientes políticas o de algún político encumbrado en el gobierno sobre los medios de comunicación, marca pautas de comportamiento en la sociedad.
Así como en lo político se fijan rumbos, también se ve la huella en lo social.

Influencia social y política del periodismo

"El fenómeno de la comunicación tiene su origen en la metamorfosis que ha sufrido la comunicación, ha influido no solo en la experiencia cotidiana de las interrelaciones humanas, sino también en los sistemas político, económico y religioso e incluso en el ámbito de la comunicación."

Los efectos de la tecnología tienen una influencia directa en la comunicación. No han pasado en vano los esfuerzos intelectuales ni las transformaciones mecánicas aportadas por el que hacer científico y tecnológico de la época a lo largo de toda la historia.

El hombre que hoy se ve expuesto a una comunicación masiva e instantánea que se ha vuelto verdaderamente popular. Todos tenemos acceso a un sinnúmero de informaciones por radio, periódicos, revistas multicolores, películas sonoras, televisión, etc., que proporcionan experiencia de fenómenos tan lejanos como la guerra de Vietnam, la V sinfonía de Beethoven e incluso los primeros pasos del hombre en la Luna.

En el proceso de comunicación el medio es intermediario y transporta todos esos mensajes a través del tiempo y del espacio.

Responsabilidad social

El periodista tiene, pues, tanta responsabilidad social en el recabamiento y transmisión de sus datos, como en el uso del lenguaje, pues nadie puede negar que el buen o mal empleo de la palabra determina, con muchísima frecuencia, el éxito o el fracaso de la transmisión del lenguaje.

Como lo que se recuerda es, naturalmente, la obra periodística irresponsable a causa de sus funestas consecuencias, poca gente sabe apreciar que la responsabilidad del periodista es mucho mayor que la del sabio y que, por término medio, el sentido de la responsabilidad del periodista honrado en nada le cede al de cualquier otro intelectual.

La discreción del buen periodista es mucho mayor que la de las demás personas y, sin embargo, así es. La vida del periodista es azarosa desde todos los puntos de vista y está radiada de unas condiciones que ponen a prueba la seguridad interna como quizás no lo hace ninguna otra situación.

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